Con la nueva ley
educativa la asignatura de Religión vuelve a contar para nota media
-todo un escándalo-. Pero no debemos olvidar que este es solo un
paso más en la vergonzosa situación que se ha venido dando en este
país con el beneplácito de los partidos políticos auto-llamados
laicos.
Uno de los primeros
escándalos viene dado por el hecho de que los profesores de Religión
son los únicos de la enseñanza pública que no han tenido que
someterse al filtro del concurso-oposición. Los profesores de
Religión son elegidos por el Obispado con el único filtro del dedo
que elige quién puede y quién no dar estas clases, sin necesidad de
que haya ningún tipo de criterio al no haber nada establecido por
nuestra legislación a este respecto (conviene recordar que los
profesores de Religión cobran su sueldo de los impuestos de todos
los ciudadanos, con lo que esto podría ser una suerte de "corrupción
legal")
Pero lo realmente
escandaloso es la existencia de esta asignatura en sí misma; y no
porque no deba hablarse de religión en las aulas, sino por la forma
en que se hace. Las religiones forman parte ineludible de la cultura
de la Humanidad; son parte de la Historia, de la Geografía, del
Arte, del pensamiento y de la Filosofía. Por tanto, ese es el sitio
donde debe hablarse de las religiones y de su influencia; como parte
de los currículos educativos de las diferentes asignaturas del
ámbito de las Ciencias Sociales y de la Filosofía.
Por ejemplo, podemos
convenir que en un centro educativo debe explicarse que "durante
toda la Historia de la Humanidad ha existido un debate filosófico
acerca de la existencia o no de algún tipo de Dios"; pero nunca
que "Dios existe" (no solo porque es algo que no está
probado sino porque todavía está en discusión filosófica).
También podríamos convenir que el peso de la enseñanza de la
religión Católica sea mayor por su mayor influencia en nuestra
sociedad, pero explicando cosas como "entre los dogmas de la
religión Católica se indica que Jesús es hijo unigénito de Dios",
en lugar de "Jesús es hijo unigénito de Dios".
En conclusión, el
escándalo real no es tanto si la asignatura de Religión es o no
evaluable, ni si cuenta para la nota media del expediente de los
alumnos. El escándalo es que en los centros educativos hay una
serie de personas elegidas por una institución como el Obispado y
cobrando su sueldo de nuestros impuestos, que tienen como misión
adoctrinar a los niños en el ámbito de la religión Católica. Y a
fe mía que lo hacen utilizando todo tipo de triquiñuelas para
captarlos (en secundaria hacen excursiones a sitios tan didácticos
como el Parque de Atracciones, la Warner, etc. a las que no permiten
ir a los alumnos que no eligen Religión; en infantil intentan atraer
a los niños repartiendo golosinas en las clases de Religión,
etc...).